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Rudyard Kipling: Una lectura en clave del Purusartha de “Rikki-tikki-tavi” y “Si…”
por: Daniel Felipe Escobar Vargas
Estudiante de Literatura, Universidad Javeriana, Bogotá

Sep. 2020



Rudyard Kipling nació en 1865 en Bombay, India Británica, y desde su lugar de nacimiento se puede comenzar a ver las vicisitudes del autor: haber nacido en uno de los protectorados británicos a finales del siglo XIX implica no solamente una concepción de patria diferente a la de cualquier otro autor, sino también un concepto de imperio y de colonialismo diferente a haber nacido en tierra inglesa “soberana”. Una de las primeras preguntas que produce un acercamiento a Kipling es su relación con India. En la mayoría de las biografías que se encuentran sobre el autor se refieren a él como un escritor británico, haciendo la salvedad, en algunos casos, de que nació en una India colonizada para la época; de hecho, cuando Kipling recibe el premio Nobel en 1907 por su: “poder de observación, originalidad de imaginación, virilidad de ideas y un talento extraordinario para la narración que caracterizan las creaciones de este autor famoso a nivel mundial” (The Nobel Prize, 2020) se le reconoce públicamente como un autor británico.


Para Kipling, indiscutiblemente, Inglaterra era algo importante en su escritura y en su vida personal. El autor pasó gran parte de su vida en Londres y su infancia y educación fueron en el imperio británico. La percepción de Kipling y su relación con Inglaterra se ven transversalmente en su obra, por ejemplo, poemas como: “La carga de un hombre blanco” o “
Recessional” tiene marcado un tono imperialista y a favor de la corona británica a tal punto que este tipo de poemas y escritos lo llevarían a ser apodado como “El poeta del imperio”, sin embargo, es importante resaltar que India obtuvo la independencia de la corona británica en 1947, once años después de que Kipling muriera, de manera que no se puede hablar de que hay “dos naciones independientes” en Kipling, sino una mezcla de culturas casi opuestas que fueron tituladas bajo un mismo nombre en un tiempo específico.

La mezcla de estas dos culturas está bastante presente en la obra del autor indobritánico y es una de las muestras de que Kipling tenía fuertes rasgos del hinduismo y de la cultura india, a pesar de que la religión que profesaba era el anglicanismo. Los rasgos indios de su obra también pueden ser producto de los períodos que vivió en India y de su trabajo como reportero y escritor en “La Gaceta Civil y Militar”, un periódico local en Lahore, hoy territorio pakistaní.
 

Uno de los textos más reconocidos del escritor indobritánico es “Rikki-Tikki-Tavi”, un cuento infantil publicado en 1894 que narra la historia del duelo entre una mangosta y una pareja de serpientes: Rikki-Tikki, Nag y Nagina respectivamente. La historia está ambientada en India y cuenta con personajes humanos quienes residen en un bungaló con un patio trasero en donde se desarrollan los hechos. En el cuento, Rikki-Tikki se enfrenta a las serpientes con el objetivo de salvar a la familia y finalmente poder quedarse como mascota de ellos, además de eso conoce a los animales que habitan el patio trasero del bungaló y les muestra su humildad, valentía y coraje con las batallas que disputa con las serpientes.


A simple vista, no pareciera que hubiera mucha influencia del hinduismo, sin embargo, al acercarse al texto buscando los cuatro objetivos que propone la religión para alcanzar la liberación (conocidos como Purusartha), podemos encontrar que las acciones de Rikki-Tikki no solo concuerdan con la doctrina hinduista en tres de sus cuatro fases [1] sino que también se hacen breves menciones a los dioses hindús y se puede tomar la historia como un método de enseñanza — teniendo en cuenta su público objetivo — sobre las fases del Purusartha y de sus consecuencias.


En uno fragmento del relato, Kipling expone: “Rikki-Tikki estaba a punto de devorarla empezando por la cola [a una de las serpientes], siguiendo la costumbre de su familia a la hora de la comida, cuando se acordó de que un estómago lleno equivale a una mangosta lenta, y si quería conservar toda su fuerza y agilidad, tendría que procurar estar delgada.” (Kipling, 2019), aquí se puede observar la prudencia que tiene Rikki-Tikki con la tradición de su familia de mangostas y la prudencia con la que ejerce sus actos, teniendo plena consciencia de las consecuencias que podrían tener en la batalla con Nag. Esta tradición que tiene Rikki-Tikki es algo que se puede ver a lo largo del texto: poder atacar a las serpientes, defender a los humanos, honrar las tradiciones y ser una mangosta fuerte y ágil, hace que sus acciones les traigan honor y fama [2] a ella y a su familia: “por el honor de su familia prefería que la encontraran [a Rikki-Tikki] con las mandíbulas trabadas” [3], este tipo de actitudes ante lo que sucede en la narración, muestran lo que podría llegar a ser un Dharma en la vida de Rikki-Tikki, ese deber y compromiso con sus semejantes, con su casta y tradición.


Estas acciones tan valientes son recompensadas por la familia humana que habita el bungaló. Al ver que Rikki-Tikki los había salvado de una mordedura que pudo haber sido mortal, los humanos deciden adoptarla como mascota y el día que son salvados le permiten comer todo lo que la mangosta quiera a manera de agradecimiento, sobre este pasaje Kipling escribe: “Esa noche Rikki comió todo cuanto le dieron hasta que no pudo más y se acostó a dormir en el hombro de Teddy [el hijo de la familia de humanos]” (Kipling, 2019), la recompensa que tienen esas acciones puede ser una especie de Kama: los placeres que puede gozar luego de haber cumplido su Dharma y su Artha.

 

Algo particular que sucede en el cuento de Kipling y que puede ser una muestra también del Dharma que mantiene Rikki-Tikki después de gozar del banquete, es la mesura con la que celebra sus logros. Luego de exterminar a las serpientes del patio y haber salvado a la familia de Teddy, Rikki-Tikki se siente orgullosa de haber honrado a su familia animal y humana, y de haberse convertido en lo que debe ser una mangosta, sin embargo:


“no exageró con la arrogancia y mantuvo el jardín [libre de serpientes]” (Kipling, 2019), aquí Kipling hace referencia a una actitud modesta ante los logros obtenidos y a mantener la compostura incluso en los momentos de felicidad, algo que va de la mano con un buen Dharma.


Uno de los poemas más famosos del escritor indobritánico es “Si…” un poema en verso libre escrito en 1895 y que está escrito como un poema de enseñanza o de consejo para quien lo lea. En él, Kipling muestra lo que en clave del Purusartha puede ser una gran explicación de cómo ejercer y vivir con un buen Dharma. El poema expone la manera de comportarse frente a los problemas de la vida, la serenidad que se debe tener en los momentos de éxito y de fracaso y la manera de actuar y sentir frente a los demás.


El poema va muy de la mano con algunos de los conceptos del Dharma cuando menciona: “Si puedes seguir creyendo en ti mismo/cuando todos dudan de ti,/pero también aceptas que tengan dudas.” (Kipling, 2020). Esto, en clave de la doctrina hindú, puede ser tomado como una manera de respetar la historia propia, los fracasos y las promesas que se ha hecho, aún cuando las personas alrededor duden de que se puedan cumplir.


Evidentemente, el poema tiene un tono inspiracional que resalta los valores de la paciencia, la lealtad y la honradez aún en los tiempos difíciles, valores que también hacen referencia a un buen Dharma y que enseñan en quien lo lee — pero sobre todo en quien lo practica — la capacidad de la serenidad y el refugio de una roca en tiempos de tormenta.

De igual manera a como lo hace Rikki-Tikki al mantener la compostura en los tiempos de gloria, Kipling escribe: “Y aun así no te las das de bueno ni de sabio. /Si puedes soñar sin que los sueños te dominen” (Kipling, 2020), haciendo referencia a mantener una actitud correcta y ética sin vanaglorias en los tiempos de abundancia. Este fragmento también es un ejemplo de un buen Dharma.
 

Kipling continúa el poema con una posible — y curiosa — alusión a un episodio concreto del Mahabharata, cuando menciona: “Si puedes apilar todas tus ganancias / y arriesgarlas a una sola jugada;/y perder, y empezar de nuevo desde el principio.” [4], es una metáfora similar a lo ocurrido en el juego de dados entre Yudhishtira y Shakuni, en el que el Pandava apuesta todas sus ganancias (caballos, tierras, dinero, hermanos, hasta su propia existencia) y termina perdiéndolo todo en una seguidilla de partidas rápidas de dados, sin embargo, lo resaltable de este fragmento no es la pérdida de los bienes materiales o inmateriales producto del engaño o del juego, sino la capacidad de renacer como lo hicieron los Pandavas y de encontrarse en medio del exilio, sin nada, pero aún con la fuerza y el ahínco de comenzar a construir de nuevo su imperio. Aquí, Kipling honra de nuevo ese sentimiento de renacer de las cenizas, de mantener la esperanza y un correcto modo de vivir que es lo mismo que enseña el Dharma.


Otro fragmento que habla sobre la necesidad de mantener la compostura en los tiempos difíciles y no dar rienda suelta a las pasiones, sino mantener una conducta correcta y ética en los tiempos donde se puede desfallecer es el siguiente: ‘Si puedes forzar tu corazón, y tus nervios y tendones, /a cumplir con tus objetivos mucho después de que estén agotados, / y así resistir cuando ya no te queda nada/ salvo la Voluntad, que les dice:

"¡Resistid!".’ (Kipling, 2020). En este apartado, Kipling escribe sobre el control de las pasiones, el dominio de los sentidos con el objetivo de mantener un buen Dharma aun cuando los instintos y el entorno sean adversos


Los consejos y enseñanzas que escribe Kipling en su poema, terminan con una potente frase que ejemplifica también una de las razones para vivir con un buen Dharma y practicarlo. En el poema, Kipling finaliza: “Tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella, /y

—lo que es más—: ¡serás un Hombre, hijo mío!” [5]. (Kipling, 2020) Aquí, Kipling revela la recompensa que se obtiene al cumplir, vivir y practicar los consejos que enuncia el poema, el mayor premio o galardón para Kipling, es ser un hombre, pero no en el sentido antropomorfo o meramente biológico, sino poder tener la tesitura y el talante de un hombre de verdad, que cumple con sus Dharmas y ejemplifica de nuevo, la mejor conducta que enseña el hinduismo: una paz interior y un pleno conocimiento de sí mismo.


 

Bibliograpía

  

N.V.R. Krishnamacharya. (1983). The Mahabharata. Tirupati :Tirumala Tirupati Devasthanams

Kipling, R. (14 de Agosto de 2015). Algo de mi mismo. Obtenido de Freeditorial: http://www.ataun.eus/BIBLIOTECAGRATUITA/Cl%C3%A1sicos%20en%20Espa

%C3%B1ol/Rudyard%20Kipling/Algo%20de%20m%C3%AD%20mismo.pdf

Kipling, R. (2019). Rikki-Tikki-Tavi. Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica.

Kipling, R. (20 de Septiembre de 2020). El libro de la selva. Obtenido de Freeditorial: http://www.ataun.eus/BIBLIOTECAGRATUITA/Cl%C3%A1sicos%20en%20Espa

%C3%B1ol/Rudyard%20Kipling/Algo%20de%20m%C3%AD%20mismo.pdf

Kipling, R. (15 de Septiembre de 2020). Si... Obtenido de Mongemalo: https://mongemalo.com/si-if-rudyard-kipling-motivacion-vendedores/

The Nobel Prize. (26 de Septiembre de 2020). The Nobel Prize in Literature 1907.

Obtenido de The Nobel Prize:

https://www.nobelprize.org/prizes/literature/1907/summary/

LITERATURA