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Kanhopatra: resiliencia en la poesía femenina
por:
Sofía Rojas Trujillo
Estudiante de Literatura, Universidad Javeriana, Bogotá

Sep. 2020



Kanhopatra es una de las santas poetizas de la región de Maharashtra, India, sus fechas de nacimiento y muerte no han podido ser precisadas, pero se sabe que vivió en el siglo XV. Esta autora, devota a Vithoba, escribió poemas casi autobiográficos a través de los cuales podemos tener una visión de su vida “contada” en primera persona. Kanhopatra, narran algunas historias, fue hija de una prostituta muy adinerada que, aunque tuviese cierto poder, era repudiada por la ciudad en la que se encontraba: Mangalvedha. Para comprender un poco más la situación en la que se encontraba esta poeta, hay que remitirse un poco a la historia.
 

El siglo XV, en India, está en medio del período de influencia y gobierno de los musulmanes. La llegada de esta religión y cultura al territorio es, en un principio, violenta y atenta directamente a la fe hinduísta puesto que los conquistadores provocaron destrucción, ataques y saqueos en los templos sin ninguna clase de provocación por parte de los habitantes. Esto generó un desagrado y aversión hacia los musulmanes y obligó a varios intelectuales a refugiarse en centros alejados de las ciudades para que los conquistadores no los pudieran alcanzar (Lorenzen, D. 1982).  Es necesario tener en cuenta el momento histórico y quién estaba en el poder, puesto que las leyendas que rodean a la vida y muerte de Kanhopatra están directamente relacionadas con el gobernador musulmán de ese entonces, del cual su nombre se mantiene desconocido.  


Aunque no hay exactitud con el camino hacia la santidad de Kanhopatra, en general las leyendas concuerdan con su origen y su casta inferior por la profesión de su madre que, posteriormente, sería la suya. Desde una edad temprana, es educada para volverse una bailarina y cortesana, aunque algunos poemas sustentaban que aborrecía su profesión; otras versiones de la historia proponen que nunca fue cortesana y vivió en la casa de su madre completamente ajena a las labores que se desempeñaban. Su acercamiento y devoción a Vithoba pudo venir de un encuentro con peregrinos que se dirigían al templo en Pandhanpur, o de las enseñanzas de sus cuidadoras cuando niña. De todas maneras, su belleza era mítica. Leyendas locales afirmaban que era muy hermosa, pero así mismo era tratada como un objeto por hombres de poder y los sacerdotes del templo de Vithoba. Kanhopatra quería casarse con un hombre superior a ella, pero por la casta en la que había nacido, esto era imposible: estaba “condenada” a ser nada más que una cortesana. 
 


Los rumores de la belleza inigualable de Kanhopatra llegan a oídos del gobernante (el Badshah), algunas historias no dicen quién le informó, otras aseguran que fue el supuesto padre de Kanhopatra cuando ésta se negó a bailar para él. El rey quiere tenerla como parte de su harén, pero ella se escapa al templo en Pandhanpur y ahí mismo se entrega en cuerpo y alma a Vithoba, se casa con él, el único hombre que es más hermoso que ella, que es superior a ella. Las leyendas dictan que siempre limpiaba el templo, le servía comida, mantenía las lámparas con aceite, y siempre estaba cantando y bailando para él; esto puede verse en el poema Harli bhook, tahaan nimali: “Saciada está mi hambre, / apagada está mi sed / al conocer a los ancianos / Bailo sumergida / en devoción, imbuida. / Dice Kanhopatra, / finalmente rendida”.

. El rey envía un ejército por Kanhopatra para llevarla a la corte, pero ella muere a los pies de la estatua del dios, algunos creen que por su vida como asceta y los muchos sacrificios que hizo en su vida éste le concedió un último deseo de librarla del destino como cortesana, otras historias afirman que se suicidó o fue asesinada por su rebeldía. Aunque el suicidio en las mujeres se veía como “involuntario, natural, somático e inevitable” (Chowgule, A. 2020).


En sus poemas podemos ver varias facetas de la autora, una es la mujer triste y desesperada por su casta como se nos presenta en el poema Jiviche jivlage majhe Krishnai Kanhai donde muestra su confianza en Vithoba, refiriéndose a ella en femenino, como madre, y la llama patrona de los bajos, que puede referirse a las personas, mujeres como ella, de casta baja que no son felices ni están satisfechos con estas vidas.


Oh Krshna / madre / corazón de mi corazón, // Oh, oscura, / con hermosos ojos, / ten piedad de mí, / mi nacimiento es bajo, / mi reputación negra como la noche. // Oh, oscura, / con ojos hermosos, por favor, / ten piedad de mí. / Los Vedas te proclaman / patrona de los bajos / salvadora de los oprimidos / como yo. // Kanhopatra se rinde / una y otra vez, / Oh oscura, / ten piedad de mí.  (Sellergren, 227-8)


En los ovis la mención de Vithoba como madre puede referirse a la seguridad que Kanhopatra encuentra en ella, en su fe y devoción hacia la deidad. En su poema Jyache gheta mukhi naam insiste en el carácter de perdón que es lo principal que la lleva, según las leyendas, a entregrse por completo.


Aquel que repite tu gran nombre / es una amenaza incluso para la muerte, / ha salvado a las más viles de las gentes / sin poner el mérito a prueba. / La prostituta Pingala, /Ajamaila el rey oecador, / incluso el ladrón Valmaki / se purificaron con tu nombre / en sus lenguas. / Los hombros de Kanhopatra también, / son decorados con tu guirnalda / de nombres (Sellergren, 232).


Podemos ver, también, a una Kanhopatra desafiante. La autora, como lo ha manifestado en poemas citados, está inconforme con su vida, su profesión y su casta, pero no son solamente lamentos los que ella consigna en su poesía, sino que también desafía al dios. “Si te llamas a ti mismo / salvador de los caídos, / ¿por qué, oh Dios, / debo sufrir? (…)” (Sellergren, 229).  Nos muestra una nueva faceta de su fe, que se mantiene fuerte, pero no evita que se sienta perdida. Es severa a la hora de hablar de los placeres carnales a los cuales muestra cierta aversión, quizá por la relación directa que tenían con su profesión: “El camino del placer sensual / siempre lleva a la ruina. (…)”. Es pedagógica, hasta cierto punto, al brindar ejemplos de la naturaleza (como el símil del ciervo atrapado por el tigre en Nako Devaraya) y de las historias populares Indias, algunos personajes que podemos ver en el Mahabharata (como Chandra y Ravana en Vishayache sangati, nasha pavale nishchite). Una autora multifacética que entrega su vida por su fe y es recordada, y venerada, en la rama Varkari del hinduismo.


Llama mi atención su tono melancólico que recuerda a los poetas místicos del siglo de oro español, especialmente al poema Muero porque no muero de Santa Teresa de Jesús. Ambas fueron mujeres que entregaron su vida a sus respectivas religiones y esperaban el momento en el que pudieran ser reunidas con, los que podríamos llamar, sus legítimos esposos. Santa Teresa, en su poema, manifiesta “(…) Esta divina unión, / y el amor con que yo vivo, / hace a mi Dios mi cautivo / y libre mi corazón; (…) Que muero porque no muero”, mostrando que su fe la hace libre de la cárcel terrenal en la que se encuentra, así como a Kanhopatra. Aunque los poemas del siglo de oro están más enfocados hacia la mística y el afán por dejar el cuerpo, la cárcel terrena, para reunirse con Dios, son la inconformidad con la vida humana que le ha tocado vivir y su deseo de salvación los elementos que caracterizan la poesía de Kanhopatra.


Esta fue una poeta que se enfrentó a las convenciones de su tiempo de muchas maneras: inconforme con su casta, con su trabajo, con la visión lujuriosa que los hombres tenían sobre ella, al convertirse en la gran adoradora de Vithoba en un templo donde sus sacerdotes eran hombres y de castas altas. Podemos ver, incluso, algunos vestigios de feminismo en su historia al negarse a las órdenes del Badshah y seguir el camino que deseaba en su corazón. En Kanhopatra podemos ver la belleza de lo simple a través de sus versos y percibir el profundo amor y respeto que le tenía a su Dios, podemos ver un increíble ejemplo de resiliencia y fortaleza a través de la poesía en un mundo que intentó derrumbarla.


Bibliografía

-Chowgule, A. (2020). The Sacred in the Profane: Folkrore, Legend & Poetry of Kanhopatra: A Medieval Courtesan-Saint of Maharashtra. Maushi Journal. India. Recuperado de: https://www.manushi.in/culture--faith-traditions/the-sacred-in-the-profane-folkrore-legend--poetry-of-kanhopatra

-Janardhana Rao, B. (2014). Saint Kanhopatra. Recuperado 22 de septiembre de 2020, de Medieval Maharashtra Saints: http://medievalsaint.blogspot.com/2014/03/saint-kanhopatra.html

-Rizvi, S. A. A. (1982). La islamización en el subcontinente indio. En Cambio religioso y dominación cultural: el impacto del Islam y del cristianismo sobre otras sociedades. David N. Lorenzen. México.

-Sellergren, S. (1996). Janabai and Kanhopatra: A Study of Two Woman Sants. En Images of Women in Maharashtrian Literature and Religion, ed. Anne Feldhaus. Albany: State University of New York Press. Citado en Chowgule, A. (2020). The Sacred in the Profane: Folkrore, Legend & Poetry of Kanhopatra: A Medieval Courtesan-Saint of Maharashtra. Maushi Journal. India.

-Sellergren, S., Mokashi-Punekar, R. (2006). Encyclopedia of Prostitution and Sex Work: A-N. Vol.1. ed. Melissa Hope Ditmore. London: Greenwood Publishing Group. Citado en Chowgule, A. (2020). The Sacred in the Profane: Folkrore, Legend & Poetry of Kanhopatra: A Medieval Courtesan-Saint of Maharashtra. Maushi Journal. India


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