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LA RAPSODIA DEL DESIERTO


Texto y Fotografías: JUHI SINHA*


    Una vez, hace muchos siglos, una caravana atravesé el extenso desierto de Tar. Era un grupo pequeño de cantantes de Sindh (ahora en Pakistán). Luego de viajar durante varios días y noches, se establecieron en una aldea en la parte occidental de Rajastán. Eran los Sarangiyas de Sindhi. Sólo trajeron con ellos sus sarangis y una enorme riqueza de música y talento musical. Hoy se conocen como los Langas y sus hogares son aldeas en los áridos desiertos entre Jodhpur, Barmer y Jaisalmer, justo antes de la frontera India-Pakistán. Uno de sus centros más importantes es un poblado llamado Burnawa.


    Burnawa es una aldea mágica. Cada hogar vibra aquí con el sonido de la música. La voz elevada del cantante, las notas del Sarangi, los golpes del dholaky el kartal -todos se juntan para formar un ciclo eterno de noche y día, verano e invierno, vida y muerte. Melodía y ritmo son la trama y urdiembre mismas de la vida Langa.


    Claro que están los asuntos del diario vivir, hay trabajo por hacer, quehaceres que realizar. Pero todo se hace con la música de fondo y para los hombres Langa la música es tanto su vida como su vocación.


La música es una parte tan intrínseca en sus vidas que tal vez no sea una exageración decir que los niños Langa cantan antes de hablar. Las canciones son parte de todos sus juegos infantiles. Puede que las palabras sean incomprensibles, pero la melodía es amada y familiar. Impresa profundamente en su psiquis - es un recuerdo de un tiempo inmemorial, que no se reconoce. Tradicionalmente, solamente los hombres y los muchachos adoptan la música como una vocación e incluso para ellos no existe la capacitación formal. Pero a veces, cuando un niño demuestra ser excepcionalmente prometedor, un Langa veterano lo recibe como alumno. Hay una ceremonia de iniciación y el muchacho acepta el gurú como guía.


La ceremonia es una asombrosa amalgama de las tradiciones hindú, musulmana y rajastaní local. Si las bendiciones provienen de Alí, los símbolos son el coco auspicioso y el hilo de color, sagrados para los hindúes. Los vestuarios coloridos, el lenguaje y la música son rajastaníes puros. Es un momento piadoso y de celebración jocosa en que toda la aldea se hace presente para participar. Al finalizar la ceremonia se distribuyen dulces 'Mishri' para todos.


El muchacho no recibe lecciones formales ni siquiera de su gurú. Tiene que aprender a observar y embeber la técnica y los detalles que harán de él un maestro del arte. Y el primer paso para lograrlo ese1 dominio del Sarangi, el instrumento epónimo de los Langas Sarangi.


El desierto Tar les da clases, con su calor ardiente y frío helado, sus vientos fuertes que moldean y dan forma a los hombres y a las dunas. El paisaje desolado se refleja en los acordes sencillos del Sarangi y el espíritu resurgente del hombre encuentra expresión en la voz resonante de los Langas.


Existe un rico tesoro de música Langa retrato de los "Langas" para heredar, pero es una herencia que cada uno se tiene que ganar.


Los relatos y leyendas populares son la base misma de la vida y la música Langa. Una de esas historias cuenta cómo se formé la primera Langa. Hace siglos, un joven muchacho Rajput vio pasar una procesión de músicos. Fascinado con la música les pidió le permitieran unirse a ellos. Le dijeron que solo un musulmán podría aprender. Emocionado con la música, el muchacho decidió convertirse al Islam. Se dice que los Langas son descendientes de aquel muchacho que amaba la música.


Tradicionalmente, los Langas se han ganado la vida cantando en casa de sus 'jajman' o patrones, una tradición que ha continuado hasta hoy. Sus patrones son los Sipahis Sindhi. Para ellos, no hay celebración completa sin los Langas. Su música es parte integral de toda ocasión, como nacimientos, bodas, ceremonias religiosas y todos los festivales.


Los Langas también recitan la genealogía de sus patrones, la cual se remonta cientos de años atrás. Ha sido memorizada por cada Langa y su padre y su abuelo lo hicieron antes que él. Ya medida que ellos fluidamente siguen el rastro de los ancestros familiares 17 generaciones atrás, aparecen nombres Rajput que sugieren los tiempos de la conversión al Islam. Como los Langas también ayudan a organizar los matrimonies de sus patrones, el conocimiento de la historia familiar resulta ser valioso. Los sipahis Sindhi son conocedores de la música y cuando los Langas cantan en presencia de ellos, saben que tienen una audiencia educada musicalmente, informada y consciente.


Los Langas son seguidores del Islam y ofrecen con regularidad Namaaz cinco veces al día. Pero su religión es igual que su música, libre de límites clásicos convencionales. Está profundamente influenciada por el Sufismo, que es el aspecto místico del Islam. Los Langas rinden homenaje al santo sufí Khwaja Moínuddin Chishti de Ajmer, pero su repertorio tiene versos de muchos poetas sufíes como Amir Khusro y Bulleshah.


El Sufismo acepta que hay solamente una Verdad universal - pero también acepta que los caminos que llevan a Dios pueden ser muchos y variados.


La Esencia Divina está presente en todos. Y cuando amas a Dios con una intensidad apasionada - o a Su imagen, la emoción se vuelve sublime. El amor es una fuerza tan poderosa que Dio mismo tiene que hacerle reverencias.


Cuando los Langas cantan, la fluidez del pensamiento sufí, rico en imagines y emoción, se mueve libremente de la mezquita al templo. De la magnificencia divina de Alá al amor divino de Krishna y Radha, siendo la música un puente que conecta todas las religiones. Trátese de los Bhajans de Meera o de los cantos coloridos del Holi (el festival de los colores) y Sawan (cantos de la estación de lluvias) las voces melifluas de los Langas confieren un significado especial a todo ello.


Con el paso de los años y especialmente en la última década, muchos de los jajmans abandonaron el desierto para buscar su fortuna en las ciudades más grandes de Rajastán. El desierto era hosco, con frecuencia inhabitable - y una vez que se fueron los jajmans, muchos Langas pasaron por tiempos difíciles, lo que los llevó a decidir mirar más allá de las dunas de su aldea también.


La mayoría de ellos se esparcieron en Jodhpur y Jaipur. Inicialmente ajenos a la vida citadina y sus gentes, les fue difícil vivir. Pero su música los mantuvo ya que cantaban en las bodas, festivales y celebraciones de todo tipo. Era un 'lenguaje' que se extendía y conmovía los corazones de todos los que lo escuchaban.


Y súbitamente, a fines de los 1990, los Langas estaban en todas partes, para todos. Cantaban en los fuertes, palacios y mansiones. Los turistas los descubrieron y después los medios de comunicación. Las palabras de las canciones no tenían importancia - era su tremenda pasión por la vida, su deleite en su música - lo que hallé una afinidad instantánea con los escuchas.


Los hoteles de cinco estrellas, los conocedores de la música ricos, oficiales veteranos y los que toman las decisiones, todos se percataron de los Langas. Su música era única. Aunque parte de la tradición popular, a menudo se basaba en estilos clásicos puros. Y la escala, profundidad y virtud de los cantantes no tenía paralelo, Sin ningún entrenamiento formal y con un don de improvisación que enriquecía tremendamente la composición, los Langas llegaron a ser los que marcaban la pauta. Viajaron a Europa, EEUU y otras partes del mundo. Por donde fueron, el mundo les dio la bienvenida con los brazos abiertos. Su música trascendía el mero ritmo y la melodía - evocaba la esperanza y la alegría, el amor y el dolor -emociones universales que conmovían en todas partes donde iban.


Luego de conquistar el mundo, muchos de los Langas regresaron a Burnawa, porque sus corazones todavía están enraizados en las arenas doradas de su aldea natal. La choza de techo de paja y forma cónica es morada y hogar. Muchos dejaron sus casas de piedra y concreto en Jodhpur y Jaipur y optaron por vivir en el desierto. Aunque algunos de sus hijos estaban estudiando en escuelas de las ciudades, ellos sabían que era la música lo que habría de moldear sus destinos y sus vidas. Y en Burnawa hay muchos muchachos jóvenes ansiosos de escuchar relatos sobre Jodhpur, Londres y París, y de hallar sus lugares en el mundo. Ellos saben que son los herederos de un legado sin precio y que su talento garantizará un futuro brillante para los Langas.



* El autor, notable escritor de viajes, también hace cine.


Artículo publicado en INDIA PERSPECTIVAS Marzo de 2004